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viernes, 22 de abril de 2011

Mi historia parte 3

No podía estar más enojada en ese momento. Sebastián era un ángel caído del cielo. Todas lo quieren porque el es famoso, si no era famoso nadie le hablaba.

-Bueno, seré tu novio.-Dijo, algo entusiasmado.

-¡Novios! ¿Ambos?-Dije

-Si, ¿algún problema?-Dijo Sebastián.

-No, ninguno, estoy extremadamente ansiosa-Dije, con algo de tristeza en mi interior, pero con felicidad al decir el diálogo-Los podré ayudar en situaciones malas que pasen juntos. ¿Ok?

-¿Malas? ¿Nosotros?-Dijo Melinda-No, eso no va a suceder.

Llegamos donde estaba el profesor de coro. Estaba más lindo que nunca. Ojalá fuese mi novio. Pero en verdad amo a Sebastián. Aparte, no es de mi edad.

-Hola, alumnos. ¿Saben lo que tengo planeado? Es algo increíble. Probaré sus mejores interpretaciones en esta clase. Luego, adivinen qué. ¡Daremos un concierto! Si en verdad valen la pena, podrán sacar su primer disco.

-Profesor, esa es una idea genial, porque yo se tocar el violín y soy súper millonaria.-Dijo Melinda.-Asi que, se me va a hacer facilísimo.

-Ser millonario no tiene nada que ver con triunfar.-Le dijo Luis.-Había, en un pueblo lejano, un hombre que era muy pobre. Comenzó a tocar el violín en un centro comercial ¡Adivinen qué! Un representante lo oyó y lo hizo famosísimo. En otro pueblo no tan lejos del anterior, había un hombre llamado Charles que era multimillonario. ¡Mucho más! Pero no sabía hacer nada, no tenía un talento. Siempre quería triunfar en el canto. Pero fracasó.

-Bien, pero tengo todas las consolas de videojuegos que puedan imaginar. Y mucho dinero. Tengo 10 autos diferentes y todos nuevísimos.

Sebastián y yo nos miramos. Estábamos atónitos, sorprendidos. Yo lo miraba, especialmente, por sus ojos. El dinero no es nada comparado con el amor. Yo veía en él lo mismo. Eso creo, es lo que deseo.

-¿De veras?-Dijo Sebastián-Eso… es asombroso. ¿Cuándo nos invitas a tu casa?

-Miren, chicos, tengo la agenda demasiado apretada. Cuando llego a casa, me dan muchos masajes para relajarme después de tanto pensar. Luego, manejo uno de mis 10 autos preferidos. Luego, un asistente hace la tarea por mí. Tomo una siesta en mi jacuzzi de burbujas. Luego ando por toda la casa, nado en mi gran piscina, miro películas en mi cine… No recuerdo otras cosas.

-¿Dijiste que tienes un cine?-Dije, sorprendida.

-Por supuesto… Siempre invito a mis familiares a ver uno de los grandes estrenos del año.

-¿Cuándo me invitas a tu cine?

-Cuando pueda, te aviso. Hoy no, porque deben limpiarlo, y arreglar el proyector.

-Bueno, ¡ya basta!-Dijo Luis.-Debemos comenzar con la práctica, ¿recuerdan?

Sacamos nuestros instrumentos, comenzamos a tocar.

Melinda sacó su violín, y mostró su mejor interpretación. No era difícil cuando se veía.

Sebastián sacó su mejor canto. No pudo mejorarlo. Desafinaba en cada nota. El profesor lo miraba desilusionado.

Y yo, saqué mi piano, toqué una interpretación muy difícil. Noté que Sebastián me miraba directamente a los ojos. Una mirada llena de pasión. Luego, comenzé a cantar una canción de mi cantante preferida, ésa que escuchaba con el Mp3 “muy fuerte” según mi madre. Melinda estaba muy celosa, se lo notaba en la cara. Terminé, el profesor aplaudió muy fuerte.

-¡Ésas fueron las mejores interpretaciones! Lástima Sebastián, que no pudo cantar mejor. Pero eso se supera con la práctica. En cuanto a Melinda, ésa fue una de las más difíciles interpretaciones. Felicidades. Ah, en cuanto a Melinda P., cantaste excelente, Creo que nadie en esta escuela te podría superar. Y en el piano… Eres una maestra. Yo creo que deberemos reemplazar a Sebastián, eso es todo por hoy.

-¿Reemplazarme? ¡Había dicho que sólo con práctica las cosas se mejoran!

-De veras, lo lamento. No tienes tiempo para aprender a cantar, y aprenderte la canción al mismo tiempo.

-Bueno, creo que…-Dijo decepcionado- encontraré otro papel el cual interpretar. Gracias profesor por decir eso. ¿Vamos hacia el salón?

En las próximas clases noté que Sebastián estaba cada vez más cerca de Melinda. La besaba, la abrazaba. Y al frente mío. ¿Lo hacía a propósito? A mi se me partía el corazón al verlo tan cerca de ella. ¿Él se dará cuenta de cuánta pena me da verlo con ella?

“Chicos.” Se escuchó una voz en medio de la clase. Era el profesor de coro, que estaba hablando en un altavoz. “Al sonar el timbre del recreo, por favor, bajen las escaleras y ubíquense en el patio principal y formen sus filas correspondientes. Allí anunciaremos al cantante principal de la banda ¡Puede ser cualquiera de ustedes! Que asista a coro, por supuesto. Muchas gracias por oírme. Nos vemos”.

Estaba muy ansiosa. Puedo ser yo, o puede ser cualquiera. Pero sé que tengo una voz particular. Como sea, me encuentro ansiosa. Se me acerca Sebastián.

-Hola, linda.-Me dijo.

-¿Linda? ¿No era que tenías novia?

-Si, mira, yo te debo contar esto, es algo muy íntimo. A la tarde iré a tu casa, allí te explicaré todo. Son sentimientos míos, son muy lindos, hacia ti.-Dijo sonriente.

-Bueno, nos vemos en mi casa, entonces.

Se alejó lentamente. Melinda llegó y lo abrazó. Él no mostró tanto aprecio. Son buenas señales. ¿Ustedes dicen que el quiere estar conmigo? Recuerdo como si fuera ayer cuando nos dimos nuestro primer beso. Fue eterno.

Sonó el timbre, y bajamos todos lentamente. La preceptora gritaba, retaba a las personas que estaban en desorden. Bajamos lentamente por la escalera, y siento que alguien me quiere abrazar. Era Sebastián. Me abraza lentamente por la espalda. Me siento bien. Me da un beso en el cachete. Me siento como en el paraíso.

-Ya basta de tanta ternura, a comportarse.-Dijo la preceptora Carmen.

“Bien”. Dijo el profesor de coro por el micrófono. Sebastián lo mira con odio. “En estos momentos, nombraré a la persona que va a cantar en la banda. Esperen un segundo, y diremos quién es”

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