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viernes, 29 de abril de 2011

¡El casamiento del año!

Guillermo y Kate: casamiento histórico en la Abadía
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El príncipe Guillermo y la princesa Catherine se casaron hoy en la Abadía de Westminster, en Londres, en una ceremonia histórica de pompa y tradición al estilo de un cuento de hadas que buscó llevar continuidad a la realeza británica y que fue vista por más de dos mil millones de personas en todo el mundo.

Guillermo y Catherine, que a partir de hoy llevan el título de duques de Cambridge- regalo de la reina Isabel II-, se juraron amor, fidelidad y respeto eterno ante el arzobispo de Canterbury, el doctor Rowan Williams, que bendijo la boda.

"Estás hermosa", le dijo por lo bajo el primogénito del príncipe Carlos y la fallecida Lady Di, de 29 años, ni bien vio a la novia, cuando ella subió las escalinatas del altar al son del himno "I Was Glad" de Charles Hubert Hastings Parry.

Catherine estaba ataviada con un vestido diseñado por Sarah Burton para la casa Alexander McQueen, de seda color perla y brocado de Irlanda, y lució una tiara Cartier de 1936 de diamantes que le prestó la Reina de su colección personal.

Guillermo, de 28, decidió llevar el uniforme rojo de gala como coronel de la Guardia Irlandesa.

En el momento de ponerle el anillo, el príncipe debió esforzarse para que entrara el cintillo de oro galés en el dedo de la novia.

"Los pronuncio marido y mujer, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo", rezó Williams antes los recién casados, que se besaron ante la concurrencia.

Durante la homilía, conducida por el deán de Westminster, John Hall, leyeron partes de la Biblia el obispo de Londres, Richard Chartres, y el hermano de la novia, James Middleton.

La boda contó con música de Elgar, Britten y Vaughan Williams, junto a los tradicionales himnos británicos "Jerusalén" y "Greensleeves" y el cierre con el himno nacional "Dios Salve a la Reina".

Luego de la homilía, los recién casados fueron trasladados junto a sus familiares y padrinos al recinto más sagrado de la Abadía, la tumba medieval de Eduardo el Confesor, donde firmaron el documento matrimonial.

Unos mil 900 invitados especiales llenaron la Abadía de Westminster, que fue decorada con árboles y flores de los campos y palacios ingleses de Isabel II.

Entre los invitados se encontraban el cantante Elton John, su esposo, David Furnish, el excapitán de rugby Clive Woodward, junto al jugador inglés David Beckham, y su esposa, la exSpice Girls Victoria.

También asistieron a la boda el actor Rowan Atkinson “Mr Bean”, el director Guy Ritchie, el primer ministro británico, David Cameron, y representantes de varios países del Commonwealth (ex colonias británicas).

Luego de la ceremonia religiosa, que duró poco más de una hora, los recién casados viajaron en una carroza abierta Landau de Estado 1902 tirada a caballos a través del Parliament Square, la avenida de Whitehall- sede del gobierno-, atravesaron el Arco de la Caballería Real y el Mall, hasta arribar al Palacio de Buckingham.

Al menos un millón de personas saludó a la pareja durante la procesión real, llevando banderas, pancartas y flores, muchos de ellos que habían acampado desde hacía días para ver el desfile.

Al arribar al Palacio, Guillermo y Catherine fueron trasladados al salón de Estado, donde se sacaron las fotos de casamiento oficiales junto a sus respectivas familias y los reyes y reinas extranjeros que asistieron a la ceremonia, incluidos el príncipe Alberto de Mónaco, los reyes de España, Noruega, Serbia y Togo, y los príncipes de Holanda y Dinamarca.

Poco después, la pareja, junto a los miembros de la Familia Real británica, salió al balcón del Palacio donde saludó y se dio dos besos ante miles de personas que colmaron el Mall y las calles adyacentes a la mansión real.

En ese momento se llevó a cabo un desfile aéreo de la Royal Air Force, con aviones y jets de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Poco después de las 13.30, Isabel II ofició una recepción en el Palacio para 650 invitados, un almuerzo frío con canapés y champaña, y por la noche el príncipe Carlos organizó una fiesta en la residencia real para 300 invitados especiales, en su mayoría familiares y amigos de la pareja.

A la fiesta y baile con disck jockey en el salón del trono no asistieron la reina ni su esposo, que partieron del Palacio tras la recepción en dirección al Castillo de Windsor.

La torta de boda, que fue una sorpresa hasta el último minuto, contó con ocho pisos y 900 flores de azúcar, y adornó uno de los salones centrales del Palacio de Buckingham.

La obra de repostería fue creada por la cocinera Fiona Cairns en el condado inglés de Leicestershire, llevó cinco semanas en prepararse, y fue cortada por la pareja una vez comenzada la recepción oficial en Palacio.

"La Galería de los Cuadros tiene techos altísimos y es una habitación muy imponente, así que quise que la torta tuviera presencia, pero no se impusiera en la sala", declaró Cairns fuera del Palacio de Buckingham.

"Catherine no quería que fuera extremadamente alta y delgada, y creo que lo gramos su cometido", agregó.

La torta de boda incluyó flores y arreglos ornamentales de azúcar como rosas, conos de pino, hojas de hiedra, flores de manzano, madreselvas, jazmín, lavanda y rosetas.

"No puedo creer que terminamos a tiempo, estamos encantados. Trabajé en el Palacio los últimos dos días para terminarla, poniéndole los últimos detalles", dijo la repostera.

En el Reino Unido se llevaron a cabo al menos seis mil fiestas callejeras en honor a la pareja de casados, una colorida tradición británica que se remonta a varios siglos.

Calles, avenidas, plazas, pubs e iglesias del país fueron escenario para distintos eventos con el tema real.

En Londres, el primer ministro David Cameron organizó una fiesta callejera fuera de la residencia oficial de Downing Street, con comida que preparó especialmente su esposa Samantha. A dicho festejo se sumaron los vecinos y habitantes de la conocida calle, en su mayoría empleados del gobierno.

En el centro de Manchester se registraron decenas de fiestas callejeras, con vecinos que pusieron mesas en las calles y música, mientras comían la tradicional torta Victoria Sponge.

Elaine Lowe, una joven de 22 años oriunda de Manchester, fue una de las tantas británicas que participó de la fiesta en su ciudad.

"Al final no llovió, salió el sol y lo estamos pasando genial", declaró Lowe, que consideró que la princesa Catherine "lució hermosa en su vestido de seda y brocado".

También se registraron fiestas callejeras en Birmingham, Liverpool, Leeds, Edimburgo, Belfast, Cardiff, Canterbury, Newcastle, Sheffield, Bath, Bristol y en las principales ciudades y pueblos del país.

En la ciudad portuaria de Portsmouth, unas 300 personas se congregaron para ver la boda real en una pantalla gigante instalada en el Guildhall Square, en tanto que en Plymouth, las celebraciones se centraron en el muelle de Armada Way, donde un millar de personas siguió en vivo las actividades del día.

En Cornualles, uno de los condados con mayor número de fanáticos de la Realeza, se llevaron a cabo un centenar de fiestas callejeras, con vecinos vestidos con sombreros y adornos relacionados al casamiento real.

Por su parte, Scotland Yard informó que el despliegue de unos cinco mil agentes policiales en las calles de Londres "fue todo un éxito", sin incidentes mayores de seguridad ni atentados terroristas.

Sin embargo, confirmó haber arrestado a dos manifestantes anti-monárquicos fuera de la Abadía, y agregó que en total 45 personas fueron detenidas, en su mayoría por desorden público e intoxicación por consumo de bebidas alcohólicas.

A pesar de los festejos, hubo activistas republicanos que protestaron en el país contra la boda real, con manifestaciones aisladas en Escocia, Inglaterra e Irlanda del Norte.

En Edimburgo, un centenar de personas se congregó fuera de la residencia oficial de la reina Isabel II en Escocia, el Palacio de Holyroodhouse, para repudiar el casamiento y a la Monarquía.

"¿De quién es este palacio? Nuestro. Una solución al problema. La ejecución", gritaron los manifestantes.

Gerry Corbett, miembro del Partido Socialista Escocés y que participó de la protesta, declaró que como individuos libres "no nos importa la Familia Real".

"Creemos en la República donde los políticos son elegidos, no en una Monarquía que se basa en el poder heredado. En momentos en que el país sufre la peor crisis económica en 60 años, esta boda es una distracción", agregó.

En Londres, un centenar de personas se congregaron en Soho Square, y otras 70 en Red Lion Square, para repudiar los festejos reales y la continuidad de la Realeza.///

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